Curso Intensivo. Lección V. Tema I. A darle, que es mole de olla

Antes que cualquier otra cosa, una sincera disculpa por la tardanza. Hace ya casi una semana que no posteaba y el curso anda quedando pendiente. Es que la neta he estado ocupadísima, del tingo al tango, preparando cosas para el evento del 15 de febrero, trabajando en hoteles, escribiendo mi columna, ennoviándome con “el Guapo” y actualizando mi página con sorpresas que, estoy segura, les van a encantar. El caso es que no había podido ponerme a escribir el querido curso.

Una disculpa también si no he podido, como acostumbro, responder a cada uno de sus comentarios, pero la neta es que por más que he tratado no consigo estirar el día. Cada vez me es más difícil contestarlo todo, sé que sabrán entenderlo y, aunque no haya respuesta, sepan que leo todo lo que comentan y lo agradezco.

Ahora sí, voy con la quinta lección de este curso de cinco lecciones. Lo malo es que es la última, lo bueno es que es la que se desagrega en varios temas, así que da pa’ largo (sin albur).

LECCIÓN V
TEMA I
LA INTUICIÓN Y LA ATENCIÓN

Bien dicen que el sexo es un deporte, hay que practicarlo. Después de todo, la práctica hace al maestro.

Ya hablamos en este curso irresponsablemente y sin más aval que la buena fe, de los cuatro consejos que da una profesional del sexo para practicarlo con la mayor responsabilidad posible. Quedamos en que para tener relaciones y disfrutarlas con seguridad, son necesarias la comunicación (hablando se entiende la gente), la información (averiguando si lo que creemos es cierto), la protección (sin condón no hay acostón) y la profilaxis (visitando al médico con regularidad). Nomás que todo esto hace parecer que el sexo nomás se trata de cuidarse.

A mí me tocó nacer en un mundo en el que una enfermedad terrible había convertido el sexo en un asunto de miedos, por eso las cuatro primeras lecciones, hablaron de cómo evitar problemas, pero el sexo, por otro lado es maravilloso, así que esta quinta lección, tratará de la parte chingona del sexo. Disfrutarlo.
Digamos que ya nos cuidamos. Hablamos de sexo, rectificamos nuestras dudas, usamos condón y vamos al médico. Pues ahora se trata de darle gusto al cuerpo y disfrutar de lo que hacemos. Digamos que, coger con alegría y si se puede, todo el día.

Como primera parte de esta lección quinta, les dejo como material de lectura y discusión, un extracto de algo que ya publiqué en el periódico Metro y que sintetiza algunas de mis convicciones respecto a lo que debe tenerse para ser buena o bueno en el colchón:

Hay tres cualidades que hacen que cualquier persona sea buena en la cama. Intuición, atención y disposición.

Ayer atendí a un chavito que tenía las tres. Es guapo, simpático y algo nerviosón. Tiene 20 años y me dijo que no había tenido relaciones antes de hacerlo conmigo, así que, digamos, lo desquinté. Fue un encuentro de esos divertidos, que de buenas a primeras y ya que estás en pleno acto, te llevas el sorpresón de realmente disfrutarlo.

Al principio parecía un encuentro normal con un chavo que haría el amor por primera vez. Algo de timidez, charla breve, manos ansiosas, comportamiento un poco torpe. Lo calmé. Le tomé las manos, para evitar que siguiera tentando cada redondez de mi cuerpo como si quisiera calar guayabas, y me puse a platicar con él. Me contó que quería empezar 2008 con el pie derecho y no quería llegar a la rosca de reyes sin haber mojado la brocha. Hace unos meses me vio en el periódico, buscó mi página en Internet y, desde entonces, se puso a juntar el dinerito para tenerme hoy compartiendo la misma cama y a unos minutos de penetrar mi cuerpo.

Me gustó la forma en la que me decía las cosas. Tenía un modo tierno y condescendiente. Decía, emocionado, que mi piel parecía de duraznito. De sus ojos se desbordaba el deseo y no podía ocultar bajo el pantalón una erección que estaba allí desde el momento mismo en que crucé la puerta. Por un momento lo vi tan ansioso, que pensé que se vendría apenas lo tocara. Llegué a imaginar que no me daría tiempo ni de ponerle el condón.

No obstante, con la plática se calmó mucho. Al grado de que cuando comenzamos, las manos ya no le temblaban y no trataba de acariciarme como si me le fuera a evaporar de pronto. Mi hizo caso. Me acarició despacito y me trató con mucho cuidado. Me dijo con franqueza que no quería hacerlo mal y me pidió que lo dirigiera en lo posible, así que me puse en plan de coach.

Se acercó a mí y me plantó un beso. Al principio parecía como si pretendiera buscar petróleo barrenando mis amígdalas con su lengua, pero me le retiré y le expliqué que un buen beso no invade, sino que comparte, le dije cómo debía hacerlo. Comenzó a besarme con suavidad y sentí como sus labios aprendían a beber de los míos sin asaltarlos. Allí fue donde el muchacho inexperto comenzó a transformarse, conmigo en sus brazos, en el amante joven con las tres cualidades que les mencionaba al inicio. Me acercó su cuerpo y tomándome de la cintura se me pegó lo suficiente para que sintiera su pene endurecido bajo su pantalón rozándome el pubis, entonces entre caricias, comenzamos a desnudarnos.

He llegado a pensar que la intuición es la característica más importante en una buena pareja sexual. No es que este chavo dominara lo que estaba haciendo. No creo que estuviera consciente de que al penetrarme con suavidad y dando tiempo para que mi propio deseo lubricara mi cuerpo, provocaría una entrada más limpia y conseguiría que lo recibiera con mayor disposición y mejor preparada para disfrutar de sus acometidas. Estoy segura de que no sabía, cuando al fin me la metió, que el haberlo retrasado un poco fue la clave para que al recibirlo no sólo ya estuviera empapada sino que me urgiera que me llenara. Nadie se lo dijo. Esos movimientos lo fue decidiendo él por instinto. Porque algo propio de su sexualidad le fue diciendo cómo y por dónde. En ese momento guardé silencio como maestra y lo dejé hacer con su intuición, el buen trabajo que estaba desempeñando.

Fue acá donde el muchacho puso a trabajar la otra característica, su capacidad de poner atención. Al entrar en mi cuerpo, al contrario de la mayoría de los primerizos, no se movió desenfrenadamente como si estuviera sacudiéndole el pescuezo a un guajolote, sino que esperó a ver mis reacciones, a sentir mis contorciones y escuchar mis suspiros. Si notaba que estaba disfrutando un movimiento, se aplicaba en él con diferentes ritmos. Llegó un momento en el que olvidé no sólo que estaba con un chavito que no había tenido sexo nunca antes en su vida, sino además con alguien que me estaba pagando. Me olvidé de trabajar y me abandoné a las estupendas embestidas que me daba el muchacho. Me vine tres veces.

La disposición es otra de las cualidades que, en materia de buen sexo, hacen al maestro, pero nomás pa’ no cansarlos hoy y dejarlos leyendo el resto del periódico, mejor de eso les platico el martes. Por lo pronto, nomás les cuento que quedé encantada con aquel servicio. Nos despedimos con un beso y yo, más que satisfecha, me fui a mi casa preguntándome si en verdad aquella sería la primera vez de ese chico, pues de ser así, ¡caramba! Había presenciado el nacimiento de un verdadero Casanova."



Besos
Fernanda, siempre

Detalles del 15 de Febrero


Presentación en vivo


Lección cuatro. El mejor camino es quitarse la duda

Hay que estar al pendiente de nuestra salud.

Es muy hermoso hacer el amor. Disfrutar la dicha de estar vivos y darnos gustos sexuales cada que tenemos oportunidad. Nacimos con cuerpos para disfrutarlos, no para reprimirnos ni para sentirnos culpables por tenerlos. Es hermoso vivir a plenitud nuestra piel y compartirla en caricias, en besos, en placer. No podemos perdernos la oportunidad de gozarlo todo, pero si queremos gozarlo por mucho tiempo, es muy importante ser responsables.

Ya en las anteriores “lecciones” hemos encontrado la clave de algunas de las cosas que debemos saber para tener sexo responsable. Recapitulando, vendrían siendo comunicación (hablar de sexo), información (investigar y corroborar si lo que sabemos es cierto) y protección (el uso del condón es indispensable). Creo que, aunada a estas tres cualidades, está la de la profilaxis (acción de protegerse de las enfermedades según el DRAL).

Para todo el mundo, pero especialmente en mi profesión, las visitas al médico deben ser parte de una rutina. Siempre hay que estar muy cerca de un buen médico que, además de revisarte, te informe.

Yo me hago análisis cada treinta días, afortunadamente y como extremo precauciones, nunca he recibido una mala noticia, pero eso no quita que mes con mes me revise de todo a todo. El sexo es maravilloso, pero siempre hay que tener un ojo en los riesgos. Hay enfermedades terribles, para las cuales el condón es el mejor aliado, pero cuando se comparte la cama con alguien nos exponemos incluso al contagio de un resfriado. Hay tantas enfermedades que conviene siempre estar al tanto y siempre listos para actuar.

Tener un médico es, entonces, indispensable.
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P.D. No dejes de reservar tu lugar para el 15 de febrero en el Irish Winds Club, nos la vamos a pasar muy bien y no puedes dejar de ir. Reseva ya al 5208 0929 o al 5208 o513. Llama y aparta tu lugar. Allá nos vemos.

El dilema de los teléfonos

Caramba. Es un lío depender tanto de los teléfonos. Yo no sé otros oficios, pero en el mío, cuando el teléfono falla, es como si todo se hubiera caído. Lo malo es que últimamente me han fallado uno tras otro, supongo que ya se saben mi cara en el centro de atención a clientes.

Espero que este nuevo sirva como se debe. Neta que no se puede funcionar bien si el teléfono funciona mal.

mi nuevo celular es: 044 55 3142 7494

Por cierto, ya mañana pongo la lección cuarta. Es que les di puente, soy una tícher muy generosa.

P.D. Pronto verán nuevas sorpresas acá en el blog. Van a ver mi plan B.

P.D. 2 Por cierto, éste es el post 100 en este Blog. Me emociona.

¡¡¡AL FIN!!!


Curso Intensivo. Lección III. Me gusta el látex.

Cuidarse en los tiempos modernos no es una opción sino una obligación.

Ser irresponsable en el ejercicio de la sexualidad puede ser un crimen. Neta que si se usara más la cabeza las terribles enfermedades serían algo más controlado, sin embargo, parece que sobra la gente que piensa que, no sé gracias a qué milagro, imaginan que a ellos no les va a pasar o que se puede ir por la vida tomando riesgos innecesarios.

El mejor amigo del buen sexo en estos tiempos es el condón.

No imaginan cuantos clientes me piden que se las chupe sin condominio. Afortunadamente jamás lo hago, ni por toda la lana del mundo. Sin olvidarnos del terrible SIDA, la boca puede tener infinidad de enfermedades. ¿A cuanta gente conocen que tiene fogasos en estas temporadas de invierno? Que yo sepa, un fuego es un herpes. No imagino cómo explicarían mis valientes clientes si una colega les pegara un herpes pero en vez de en el labio le apareciera en el pene. ¿Cómo lo explicarán a sus novias o esposas si se lo contagian? O el papiloma o quién sabe cuántas cosas más. Toda práctica sexual tiene su riesgo, pero es imposible esperar que dejemos de coger. Hacer el amor es hermoso, pero hay que ser responsables para hacerlo, disfrutarlo y conservar la salud. Yo extremo precauciones y, aunque hay algunas personas a las que les gustaría que las cosas se vivieran con mayores libertades, la verdad es que sólo se pueden disfrutar plenamente los placeres, cuando has reducido al máximo las posibilidades de darte en la mother.

Ni modo, en nuestros tiempos el sexo tiene que practicarse con látex, la vida está primero. El condón es básico y en las clínicas hasta los regalan, siempre hay que llevar uno a la mano.
P.D. Por cierto, tarde pero seguro. He contestado lo que amablemente han puesto en los otros post, es decir, en la lección pasada. Lo malo es que como mala maestra primero di la tercera lección y luego me regresé a contestar la segunda. Pero ahí está no me vayan luego a reprobar como tícher.
besitos...

¡Qué susto!

¡Qué susto! Ya estoy de regreso. Pero me salió en un ojo de la cara, así que espero que me sigan queriendo tuerta. Tuve que contratar más tasa de transferencia o aguantarme hasta febrero sin página para sacar mis chivitas y mudarme a otro changarro, así que preferí la costosa pero más rápida vía de apoquinar, lo malo es que estas cositas me van a hacer quebrar bua bua.

Bueno, pero ya está la página de nuevo arriba. Sirvió la silicona.

Besos

Problema

SE cayó mi página de Internet en Internetworks según porque excedí mi tasa de transferencia (y eso que tengo el paquete con la mayor tasa de transferencia que ofrecen). Oops! Ja ja ja, ya ven porqué no subo videos je je je. Lo malo es que no han podido ayudarme en la empresa para ponerla de nuevo a funcionar. Estoy dando lata para que eso se logre, pero mientras mi página está más caída que las chichis de una octagenaria.

Por un rato estarán caidos, junto con mi página en general, mi foro, mi tienda, el área de membresías, la barra de la izquierda de este blog, la imágenes subidas al blog, mis cuentas de correo electrónico y algunas cositas más. Lo siento mucho, un poquitín de paciencia.

Un beso y al ratito la pongo a funcionar.

Curso Intensivo. Lección dos. Hasta no ver...

No creas ni niegues todo lo que se dice.

Hay que platicar y escucharlo todo. Ya decíamos en la lección uno que hablar sobre sexo es el primer y más firme paso para saber de sexo y practicarlo mejor. Es importante que nos hagamos de información y, para ello, que escuchemos lo que la gente nos pueda decir, pero no hay que creérnosla a la primera y tampoco tacharlo todo de choro.

La bronca con la información oral radica en que siempre se corre el riesgo de que sea información falsa o imprecisa (como la que yo estoy dando en este curso patito). Hace tiempo tuve un cliente que insistía en que hiciéramos el amor en el jacuzzi sin preservativo, pues estaba seguro de que había escuchado que bajo el agua no se transmiten las enfermedades porque, imagínense, los virus se ahogan.

La verdad es que si le das oídos a todo lo que te quieran decir y además lo das por cierto, corres el riesgo de acabar peor informado que si, simplemente te hubieras mantenido al margen de cualquier otra información.

Si te chaqueteas mucho no te crecen pelos en la mano y un granito en la punta del pispiote también puede ser un barro. De cualquier modo siempre es bueno buscar formas de corroborar lo que escuchas y ver si es neta. Mucha gente estaría sana si no se hubiera esparcido el conveniente y estúpido rumor de que el SIDA no se transmitía vía sexo oral.

De todo lo que escuchemos hay que informarnos bien. Buscar fuentes autorizadas, especialistas, seguridad, corroborar versiones, investigar opiniones. En estos casos Google es mágico, pero también es un cúmulo de errores. No importa tanto de dónde viene una información, como cuántas fuentes encuentras que la confirmen.

Ese es el secreto de mi segunda lección, confirma lo que escuchas.

Promoción


Curso Intensivo. Lección I. Hablando se entiende la gente.




Hablando se entiende la gente

El sexo es a toda madre y todos lo ejercemos. Hasta la abstinencia, cuando es una decisión, es una forma de ejercer la sexualidad, así que no hagamos como que no existe o como si fuera algo que nomás hacen los demás. Una gran bronca de la sexualidad es que no se habla de ella.

Hasta a cagar nos enseñan y venden calzoncitos entrenadores y no sé qué tanta cosa, pero a coger, tiene uno que aprender nomás por intuición. No digo que sea difícil, es nuestro caso será cosa cuando mucho de abrir las piernas y moverse bien, pero no veo la razón por la que sea un tema del que no pueda hablarse como de cualquier otro si, después de todo, es algo que nos dignifica, nos relaja, nos divierte, en muchos casos, nos realiza e incluso, nos reproduce.

Desde ese punto de vista, el sexo no tendría porque ser un tema oscuro. Deberíamos de hablar de él sin broncas y sin inhibiciones. ¿Se imaginan?

-Hola qué tal ¿Cómo estás?-
-Muy bien, gracias, ayer cogí riquísimo-
-Ah qué bueno, ¿Te viniste varias veces?-
-Dos-
-Qué rico, y los niños ¿Cómo están?...-

Desafortunadamente, pareciera que hay algo turbio con lo que hacemos con nuestros genitales.

Hay que hablar de sexo, hay que contarnos cosas y compartir experiencias. Decir cómo nos va en algo que disfrutamos y escuchar a otros es la mejor forma de aprender. El buen sexo debe ser nuestra bandera y no debemos avergonzarlos de practicarlo.

Desde luego, no espero que podamos hablar de sexo como en mi conversación hipotética, pero si al menos no tuviéramos que andar haciendo cómo si no fuera algo que hacemos todos los días, me cae que seríamos mucho mejores en la cama tanto en desempeño como en seguridad.

Bueno, pero ya le paro aquí pa’ seguir platicando en los revires…



Curso Intensivo. Introducción (sin albur)

Perdonando la expresión, pero ¿saben cuál es el gran pedo sexual de los tiempos modernos? La desinformación.

Vivimos en un mundo en el que estamos expuestos a mucho bla bla bla. Todo el tiempo estamos escuchando cosas y enterándonos de novedades. La tele, la radio, internet y miles de medios más nos inundan diario y hasta el tope de información de todo tipo, sin embargo, en la vida cotidiana una se da cuenta de que, sobre todo en los temas que tienen que ver con lo que llevamos bajo los chones, hay tal cantidad de verdades a medias, dudas y desinformación que es para irse de espaldas.

Creerán que es cotorreo, pero hace unos días estaba conversando con una chavita de veintiún años que pensaba que el sexo oral era el platicadito. Creí que estaba bromeando, pero cuando me di cuenta de que lo decía en serio, me quedé con el ojo más cuadrado que el criterio de un agente de tránsito cuando te agarra sin el cinturón de seguridad. Todavía no entendió a la primera cuando le expliqué que esas eran mamadas, creyó que se la estaba armando de pedo, hasta que se dio cuenta de que efectivamente, el sexo oral son mamadas y van unos quince centímetros abajo del ombligo.

En verdad es alarmante. Viviendo en un mundo en el que todos cogemos como conejos y que las enfermedades están a la orden del día, que nos aventemos así nomás como el Borras sin saber en la que nos estamos metiendo (o la que nos están metiendo). A veces hay quienes se molestan porque escribo las cosas con esta franqueza, pero es que yo no tengo pelos en la lengua (a menos que sea por cuestiones de trabajo).

El caso es que es peligroso que, en pleno Siglo XXI, haya todavía tanta gente pensando que tener educación sexual es dar las gracias después de cada palo. Yo no soy sexóloga, ni maestra, ni psicóloga. Ni siquiera tengo una carrera universitaria de la cual presumir, pero soy muy promiscua y trato de estar enterada, así que, con toda irresponsabilidad y sin más méritos que mi formación de oficio, sirva esto como introducción, pues en los próximos posts en este blog iremos poniendo el “Curso intensivo y en cinco lecciones sobre Educación Sexual” Por la Doctora Fernanda de la Putanesca.
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Yumi Yumi
¿Tú qué harías con una chavita así?
Yo no la dejaba pa' comadre
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