AVISO GUADALAJARA

QUÉ CREEN... LA PRÓXIMA SEMANA ESTARÉ TRABAJANDO EN GUADALAJARA. AMIGOS DE JALISCO CON GANAS DE HACER TRAVESURAS... ALLÁ NOS VEMOS.

Todos los días...

Nos despedimos todos los días. Cuando salimos de casa, cuando dejamos a un cliente, cuando no retiramos de cualquier lugar, por cortesía o por afecto, le deseamos cosas buenas a la persona que dejamos y le decimos adiós. La mayoría de las veces ese adiós no implica que será la última vez que los veamos, pero todas pueden serlo. La vida nos da pocas oportunidades de despedirnos de la gente que queremos cuando ese adiós es definitivo. Yo estoy viva, tan viva y contenta como siempre y estoy trabajando y rentando ratitos en el mismo teléfono y con las condiciones y características de costumbre, de hecho la posdata que antecede este post, no es sino un texto que escribí hace más de un año y que formaba parte del "libro" que anduve vendiendo aquí online, era algo así como un epílogo melancólico. No obstante, la neta es que ponerlo aquí, casi como un acto de nostalgia, me ha permitido leer muestras de cariño de gente a quienes quiero mucho, y darle una probadita a lo que sería un adiós más permanente. Siempre se siente bonito leer cosas lindas de una, especialmente tratándose de una página cuyo origen fue la pura cachondería de las aventuras de una tal Fernanda.

Y ¿Quién es Fernanda? Yo supongo que, de entrada, ésta es la pregunta por la que le he huido siempre a los consultorios psiquiátricos.

Fernanda soy yo. Chilanga de nacimiento, malhablada, metiche, joven, descarada, rubia natural, pechugona artificial, chambeadora, soñadora y amercianista. Peleonera si me buscan y conciliadora si me levanto con el pie derecho. Predispuesta a la desvergüenza y a la rebeldía. Promiscua, adultera, reventada, caprichosa, multipolar, obsesiva, juguetona, divertida, dicharachera y, a veces, toda una ladilla. He tenido la suerte y el horror de vivir demasiadas cosas. Quien me ve de buenas a primeras, dirá que soy una oveja descarriada, pero quien me conoce un poquito sabe que más que de oveja tengo espíritu de perra para pastoreo.

Me gusta el sushi, la sazón italiana, los cortes argentinos, un buen vino dulce y toda clase de antojitos mexicanos. Disfruto mucho escuchando cualquier tipo de música y canto como los pajaritos (desentonado y a todas horas). Adoro los espejos y trabajo para que me guste lo que en ellos veo. Hago ejercicio todos los días, pues creo que nuestra verdadera casa es en la que portamos el alma.

Soy enojona, ocurrente y seductora. Me gusta gozar de mi cuerpo y de mi sexualidad. Pocas cosas disfruto más que saber que tengo un cuerpo vivo, capaz de sentir emociones y caricias. Hasta hace poco fui columnista en un periódico, decidí darme un descanso en esa faceta de mi vida, también soy amiga, forista, exadicta al internet y, entre cosa y cosa, prostituta.

No sé si nací puta. Y es que no sé si ser puta es un atributo, algo con lo que se nazca, más bien siempre lo he visto como una vocación. Un oficio.

Trabajar rentando ratos es, tal vez, la manera más inmediata que encontré para ganarme la vida. Nací con un cuerpo y un rostro que resulta agradable para algunas personas y me siento muy contenta de poder sacarle provecho haciendo al mismo tiempo que quienes pagan por tenerlo se vayan con la sensación de haberle dado buen uso a su dinero.

Es muy sencillo, una llega a una habitación, se encuentra con un hombre (o una chica si es el caso), platicamos, nos relajamos, entramos en confianza. En algún momento comienzan las caricias y la ropa empieza a abandonar nuestros cuerpos. Besos, tacto, olores, sudores, sabores, penetraciones, exploraciones, acoplamientos, posiciones, suspiros, convulsiones, acometidas, ternura. Sesiones de sexo casual y sin compromisos que en la mayoría de los casos me permiten a mí y a quien lo hace conmigo descubrir algo de nuestro propio cuerpo y voluntades.

Soy una prostituta. Ando de cama en cama y de corazón en corazón, pero por encima de todo eso y más allá de apariencias y profesiones, soy una mujer que ha tenido la suerte y el gusto de tener algo que contar y gente dispuesta a escucharlo, después de todo... ¿Quién es Fernanda?

Fernanda soy yo ¡Esta loca impredecible!

Besos