Ahora resulta que sube el precio de la gasolina. Como si fuera buena y no te dieran litros de a 900 mililitros en dos de cada tres gasolineras, lo “bueno” es que la cosa está tan segura en el país que no tengo de que preocuparme, pues mientras me hayan robado mi carro, pa’ qué quiero gastolina.
Pero eso no es todo, además ahora resulta que, no sé cómo, van a cobrar impuestos a los depósitos que haga en el banco. A toda madre. Ahora resulta que será mejor trasladar todos nuestros ingresos de regreso a Bancolchón, cómo en tiempos del “wild wild west”, N’ombre, si quienes ponen los impuestos piensan en todo. Hay que exprimir a los que apenas salimos al paso en estos tiempos en que todo sube menos los ingresos, ahora que no hay dinero que alcance.
Yo no sé cómo es qué esto pueda ayudar a alguien, pero yo siento que nos la van a dejar caer. He tenido poca relación con la tenebrosa Lolita, además de mocharme con mi quince por ciento de cada cosa que compro, pero cuando traté de darme de alta (cosa de por sí difícil con mis 150 centímetros, apenas puedo darme de chaparra) me enfrenté a un laberinto tan complicado que me estrellé estrepitosamente contra el piso, ese es el motivo por el que a pesar de estar colaborando en el periódico Metro desde mayo, hasta la fecha no he cobrado un solo peso por ello. Ahora resulta que me van a cobrar por lo que deposite en mi banco, caramba, neta, neta que de por sí con lo jodidos de los intereses que mi ahorro genera, así mejor lo entierro en el bosque.
Neta que así, estaría a toda madre que ora sí Moderato saliera con su cancioncita biberona de llamarle a las cosas por su nombre y que entren a una oficina de recaudación, con el presidente o con los diputados bajándonos a lana con sus impuestos chupa sangre y les digan, como son: ¡Ladrón! No te calles, alza la voz ¿Qué no?
En fin, la verdad es que con todo esto, lo que yo creo es que si deberían gravar mi profesión. Estaría bueno un impuesto a la prostitución. Yo, cuando menos, estaría encantada en darles una muy buena parte de lo que a mí me entra…