Nostalgias IV

Lo más terrible del silencio es su calma.
Ese intervalo de reposo que debe parecerse mucho a la muerte.
En esa paz se recuerda todo. Es imposible que las imágenes de lo vivido no se agolpen para atormentarte.
Tus manos, tus labios, tu sonrisa, tu cuerpo, tus caricias.
Entonces ruegas por un estruendo que interrumpa esa paz.
Que fulmine los recuerdos
porque sabes que nada es cierto.

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