Tú eras sol y yo era luna,
tú un capricho, yo un desdén,
tú una tarde de calentura,
yo una página en Internet.

Es la historia acostumbrada
de los amores mercenarios,
los placeres de arancel,
colmenar de aves de paso.

Tú eras sal, yo era pimienta,
tú codicia, yo una ofrenda,
tú una noche de deseo,
yo, promesas de pasión.

Es la historia peregrina
que se escribe en un colchón,
que se renta por minutos
sin venderse el corazón.

Tú eras vino, yo era flama,
tú razón y yo locura,
tú eras un cliente en mi cama,
yo era de tu mal la cura.

Es la historia marrullera
de una piel y de un deseo,
nuestro encuentro, nuestra miel
y la magia de tus besos

Tú, el sabor de los colores,
Yo era sueños y efusión,
tú eras fantasías de amores,
Yo, yo era impulso e ilusión.

Es la historia inevitable,
de los juegos de alto riesgo,
hay que aprender a quemarse,
si vas a jugar con fuego.

Tú eras hoy, yo era mañana,
tú renuncia y yo ambición,
tú el anuncio de un adiós,
yo el deseo de un hasta luego.

Es la historia de un adiós,
en un momento inesperado,
desistiendo de un jalón,
al encuentro con tus brazos.

Tú eres un hombre en mi vida
yo, mujer en tu recuerdo
yo soy ilusión perdida
tú, un teléfono en silencio

Es la historia cotidiana
de los amores mercenarios,
pues se pierde la razón,
cuando se rentan los labios.

Hoy espero tu llamada
pidiendo urgente servicio,
volver a ser dos extraños,
volver a hacerte mi vicio.



(Publicado originalmente el 10 de abril de 2007)




1 porras y 2 mentadas:

Anónimo dijo...

Hoy como nunca leer algo tan sabroso me ha salvado de perder un día en mi vida. Por eso me di tiempo para leer este poema. Muy bueno. Perdona que sea un entrometido, pero, tal vez, en la estrofa que refiero más adelante creo que se podría ganar más hacia tu personalidad y la narración que haces. Disculpa, quizás:

Es la historia inevitable,
de los juegos de alto riesgo,
hay que aprender a sufrir lo inefable,
si vas a estar conmigo, el fuego.